En el tranquilo escenario de la campiña yucateca, donde el sol acaricia suavemente los campos dorados, y el rumor del ganado acompaña el ritmo de la vida rural, se teje una intrincada red de secretos y omisiones. En el corazón de este paisaje idílico, se yerguen dos predios rurales, testigos silenciosos de un misterio que ha sacudido los cimientos políticos de Yucatán.
El hombre en el centro de esta trama es Joaquín Díaz Mena, conocido en los círculos políticos como “Huacho”. Este distinguido caballero, aspirante a la gubernatura bajo la bandera de Morena, parece estar envuelto en un enigma que desafía las fronteras de la transparencia y la integridad pública.
Una minuciosa investigación ha revelado que el señor Díaz Mena ha dejado en la sombra la existencia de dos extensos predios ganaderos, dispersos en los campos de Panabá, Yucatán. Con una magnitud combinada de 1.5 millones de metros cuadrados, estos terrenos albergan un valor que supera los 23 millones de pesos en el mercado inmobiliario, según estimaciones expertas.
El Registro Público de la Propiedad y Comercio de Yucatán no miente: entre los años 2015 y 2020, estos terrenos pasaron a manos del señor Díaz Mena. El primero, una vasta extensión de 918,700 metros cuadrados, adquirida en enero de 2015 por un monto nominal de 50 mil pesos, sin embargo, su valor real podría exceder los 13 millones 650 mil pesos. El segundo, una parcela de 681,200 metros cuadrados, fue comprada en julio de 2020 por 500 mil pesos, aunque se estima que su valor se eleva a más de 10 millones de pesos.
Lo más intrigante es la relación de estos predios con la Asociación Ganadera de San Felipe Yucatán, a la cual el candidato es estrechamente afín. La proximidad de estos terrenos a los ranchos de familiares del señor Díaz Mena, quienes también se han beneficiado de transacciones inmobiliarias a precios notablemente bajos, arroja nuevas sombras sobre la integridad de estas adquisiciones.
Es especialmente revelador el momento en que estas transacciones se llevaron a cabo: durante el mandato del señor Díaz Mena como delegado del Bienestar en Yucatán, desde diciembre de 2018 hasta septiembre de 2023. Durante este período, estuvo a cargo del manejo de los presupuestos destinados a programas de apoyo estatal, lo que plantea serias interrogantes sobre posibles conflictos de interés y el uso adecuado de los recursos públicos.
A pesar de las declaraciones de ingresos derivados de su actividad ganadera, que constan en su declaración patrimonial, la omisión de estos predios en Panabá es un hecho inquietante. Mientras que la compra de ganado por un valor de 3 millones 200 mil pesos, apenas unos meses antes de asumir su cargo como delegado del Bienestar federal, ha sido debidamente registrada ante las autoridades pertinentes.
En el tejido de estas revelaciones se entreteje una trama de poder, influencia y opacidad que amenaza con empañar la integridad de la contienda política en Yucatán. ¿Qué otros secretos aguardan en las sombras? ¿Cuántas verdades aún desconocidas yacen sepultadas bajo el brillo superficial de la campaña política? Solo el tiempo y la voluntad de los ciudadanos podrán arrojar luz sobre este enigma que envuelve al señor Díaz Mena y sus predios en Panabá.
