Lo que viene para Yucatán es verdaderamente lamentable, y preocupante. Ese clima de seguridad y paz que creemos será eterno, está a punto de terminar. El Gobernador, Mauricio Vila Dosal, ha dado muestras de su verdadero rostro, al dejar el poder a Luis Felipe Saidén Ojeda, quien ha entregado al estado, al Cartel del Golfo y al Jalisco Nueva Generación con una estrategia de chantajes y derechos de piso al más puro estilo Zeta, hasta que estos grupos delictivos revienten y hagan de Yucatán un caso más de inseguridad y violencia, en perjuicio de todos los ciudadanos.
Es un secreto a voces en el sector empresarial, que se caracteriza por llamar transparencia solo aquello que está dispuesto a hacer público, pero sin permitir, ni por accidente, que alguien desee conocer a fondo las medidas implementadas, y los motivos por los cuales las ejecuta.
Hoy a escasos días de haber rendido su segundo informe, muestra cada vez más claramente sus verdaderas intenciones que son muy distintas a las de gobernar. Prometió en campaña a gobernador disolver el mando único de la policía, pero de esto se hace la vista gorda, por petición de Saidén Ojeda, quien ejecuta y somete a su merced, a todas las fuerzas de impartición de justicia de ley en la entidad, lo mismo manda en la SSP que en la fiscalía. Todos están bajo el poder de una sola persona, lo que hace que se comentan una serie de violaciones a los derechos humanos en dimensiones de las que nadie se imagina.
La complicidad del gobernador, arroja cada vez más claras la visión de corruptelas que esconde su gobierno, que lo mismo negocía con panistas, que con priístas y de cualquier otro partido. Escondiendo su verdadero rostro, un rostro al que no le interesan ni le interesarán los yucatecos, un rostro obsesionado con el poder y que no repara en nada que esté a su paso.
Es tanta la complicidad con grupos afines que se terminaron las ideologías en el PAN, y eso lo sabe la militancia que no se explica al porqué de los candidatos que están a punto de ser nombrados. Todos ellos, ninguno refleja los ideales panistas, sino meros intereses económicos.
El gobierno está secuestrado por Gobernantes corruptos que han perdido hasta la última gota de respecto al pueblo que le deben sus puestos, en asociación delictuosa con empresarios de alto poder que solo desean más y más poder, riqueza y dinero, a costa de nosotros los yucatecos, que ingenuamente les dimos nuestro voto de confianza en la elección pasada.
Es más ya se sabe a la perfección que su gubernatura se obtuvo a base de una alianza entre Mauricio Vila Dosal y el gobernador en turno, Rolando Zapata Bello, quien traicionó al último candidato del PRI, Mauricio Sahuí Rivero, para beneficiar a su socio Vila Dosal. Entre los garantes de tal pacto resalta la figura de Nerio Torres Arcila, operador político de las Familias Ponce García, Ponce Díaz y Palma Peniche, todos de largo historial de desfalcos y simulaciones.
De igual forma, va tomando forma y sustancia lo que iniciara como un aparente rumor o hipótesis, pero que cada día salen más evidencias de la veracidad de otrora chisme, y hoy una deleznable realidad: Mauricio Vila Dosal e Ivonne Ortega Pacheco, ambos bajo la tutela de Ulises Carrillo Cabrera, sellaron una perversa alianza con miras a la Presidencia del País, mediante artimañas que más bien parecen actos de terrorismo, todo para saciar las ambiciones de este par de enfermos mentales que tanto daño han hecho al Estado de Yucatán, ahora buscan hundir a toda una nación.
Por esa razón es que la fiscalía anticorrupción se muestra tan lenta en sancionar los delitos de Zapata Bello, los desfalcos, y por esa razón es que la cuentas públicas del ex gobernador fueron aprobadas por todos los diputados que no son más que borregos al servicio de ese pacto por la impunidad.
Todo esto ya se sabe bien, ha dejado de ser un secreto a voces, es una realidad de la que ni uno ni el otro podrán dejar de ser señalados, y pasarán a la historia de la entidad como traidores, corruptos y ladrones.