Una reciente investigación revela presuntas prácticas de espionaje durante el gobierno de Rolando Zapata Bello en Yucatán. El reportaje señala que, bajo su administración (2012-2018), se habría implementado un sistema de vigilancia encubierta dirigido a opositores políticos, periodistas y hasta integrantes del mismo PRI, partido al que pertenece el exmandatario. La denuncia, basada en fuentes internas y documentos obtenidos por el medio, pone en evidencia una posible red de control político operando desde las estructuras del poder estatal.
De acuerdo con la publicación, las prácticas incluyeron seguimiento personal, grabaciones no autorizadas, recolección de datos sensibles e incluso presiones a medios de comunicación. Se menciona que se utilizaban áreas específicas del gobierno para operar sin dejar rastros oficiales, lo que refuerza la idea de una estrategia sistemática más allá de casos aislados.
Además, se resalta una aparente contradicción entre el discurso público del exgobernador —que abogaba por la legalidad, la democracia y la libertad de expresión— y las acciones atribuidas a su equipo. La nota plantea una reflexión sobre la doble moral política y los límites del poder en un sistema que se presume democrático.
Aunque hasta el momento el exgobernador no ha emitido una respuesta pública a estas acusaciones, el escándalo podría influir en su imagen dentro del PRI y en su posible regreso a la vida política activa. También podría reavivar el debate sobre la transparencia, el derecho a la privacidad y la vigilancia indebida en gobiernos estatales.